Dr. Eduardo Ángel Yahbes
Profesor Titular de Homeopatía (AMHA)
Profesor Titular de la Cátedra de
Homeopatía Pediátrica (AMHA)
INTRODUCCIÓN
Dentro del denominado TGD el autismo con
sus variadas formas es el cuadro dominante.
Se trata de una verdadera pandemia que
está llegando a presentarse en 1 de cada 50 a 100 niños. Este dramático
panorama no ha sido tenido en cuenta por la Organización Mundial de la Salud
(OMS). Probablemente porque este cuadro se deba a la medicalización de la
población infantil, principalmente por las vacunas.
La OMS defiende las vacunaciones en
connivencia con los laboratorios que las producen, como quedó evidenciado en la
última “pandemia gripal” por virus AH1N1. A pesar de los inobjetables trabajos
que demuestran la inefectividad de las vacunaciones, sumado a los efectos
adversos de las mismas.
Debemos reconocer desde un comienzo que
el autismo se caracteriza por presentar una estructura psicológica que genera
un conflicto vincular, relacional. Existe una falta de empatía que le impide
aprehender lo que caracteriza a lo humano a través de la imitación (¿Por
afectación de las neuronas “espejo”?).
AUTISMO
Fue descrito por Leo Kanner en 1943, como
un proceso instalado desde los primeros meses de vida. De ahí que a esa forma
de comienzo inicial se lo reconoce como Autismo Infantil Inicial (AII), para
diferenciarlo del Autismo Regresivo (AR) que se presenta en niños que
evolucionaban normalmente, pero que en general a partir de los 12 a 18 meses (o
más tarde) hacen una involución. Perdiendo la mirada y el lenguaje que habían
comenzado a desarrollar o habían desarrollado.
Para los psiquiatras y de acuerdo al
Manual de psiquiatría americano, se caracteriza por una serie de limitaciones:
1. Lenguaje ausente o primitivo; 2. Comunicación limitada evidenciada en la
mirada perdida; 3. Expresión afectiva pobre y 4. Patrones de conducta
estereotipados, repetitivos.
SIGNOS DE ALARMA: 1. Falta de BALBUCEO
hasta los 12 meses; 2. Sin LOCUELA (palabras) hasta los 16 meses; 3. Falta de
CONECCIÓN con el medio; 4. ECOLALIA (repite palabras) más allá de los 24 meses;
5. REGRESIÓN del LENGUAJE y de la MIRADA adquiridos, en cualquier etapa de su
desarrollo.
CAUSALIDAD
Se habla de que este padecimiento está
relacionado con la intoxicación y probablemente con reacciones inflamatorias
secundarias a las vacunas. Hay una relación cronológica entre las vacunas
(sobre todo la triple viral) y la aparición del TGD.
Para Lawrence
Palevsky (Pediatra) hay un patrón común en los niños con TGD: sus cerebros
han sido envenenados, su sistema nervioso e inmunológico están incapacitados
por la gran cantidad de tóxicos que le llegan a través de la comida, el aire,
el agua, las vacunas … El timerosal (etilmercurio) está presente en las vacunas
desde hace 60 años. El glutatión, principal elemento que interviene en la
desintoxicación, suele estar en déficit por el mismo envenenamiento.
Gary
Null (Doctor en Filosofía) informa que alrededor
de 1,2 billones de libras de pesticidas se usan en los cultivos. La cantidad de
mercurio que reciben los niños con las vacunas es 187 veces más de la
tolerable. Deberían pesar 250 kilos para poder metabolizar cada dosis de
vacuna.
Se hace necesario recordar que aparte del
mercurio las vacunas contienen otros minerales tóxicos como el hidróxido de
aluminio y desde ya, factores biológicos de diverso tipo, que generan
reacciones inmunológicas e inflamatorias principalmente a nivel del Sistema
Nervioso Central y del Intestino.
Barbara
Loe Fisher comenta que con la duplicación en el
número de vacunas, se duplicaron los problemas de aprendizaje, déficit de
atención, asma, triplicado la diabetes infanto juvenil y multiplicado por más
del 600% los casos de autismo.
Robert
F. Kennedy Jr. Reveló que en el encuentro secreto
realizado en Simpsonwood entre el CDC (Centro de Enfermedades Infecciosas) y
representantes de las farmacéuticas se conoció el estudio Verstraten donde se
confirmaba, por el análisis de 100000 vacunados, la correlación entre las
vacunas (timerosal) y los trastornos neurológicos.
El mayor tiempo de ese encuentro se ocupó
para analizar la manera de ocultar esta información a la prensa y al público,
“embargando” la misma para evitar su
difusión.
Para Bernard
Rimland (Doctor en Filosofía) la epidemia (para Estados Unidos, aunque es
una pandemia a nivel mundial), de autismo regresivo (AR) es auténtica y la excesiva vacunación es su causa. El
incremento de las vacunas es similar al incremento en la incidencia del
autismo.
Vamos a ver la incidencia de autismo en NO vacunados.
Se trata de tres comunidades AMISH (ver
referencia en www.wiscvic.org),
quienes por razones religiosas no reciben vacunas. En el noroeste de OHIO, hay
uno de cada 10000 niños. En LANCASTER de PENNSYLVANIA, uno cada 4875. Uno de
ellos estuvo expuesto a altos niveles de mercurio de una planta de energía. Los
otros tres, entre ellos uno adoptado habían sido vacunados. En el norte de
ILLINOIS ningún caso de autismo en 35000 niños. Pero por otra parte tanto una compañía de seguros como un
legislador propusieron que se investigara porque esos niños eran
significativamente más sanos que poblaciones vacunadas.
Dentro de los FACTORES CAUSALES se
sugieren una serie de posibilidades, aunque en general estas suelen estar
asociadas. Se habla de factores genéticos
por la mayor incidencia en varones y hermanos. De intoxicación por metales pesados y otros como el mercurio (el
timerosal de las vacunas) y las sales de aluminio que contienen también las
vacunas como adyuvantes (para aumentar la respuesta de anticuerpos), de
insecticidas, herbicidas (glifosato y otros), fertilizantes, etc. De las vacunas, sobre todo la P (pertussis o tos convulsa) y la SPR (sarampión, paperas, rubéola o
triple viral). El denominado intestino
poroso, cuya característica es que permite el pasaje de tóxicos y proteínas
de acción sobre el sistema nervioso central (caseorfinas de la leche y
gluteorfinas del gluten). Este proceso se debe a enteropatía o inflamación
crónica en el que se ha encontrado el virus sarampionoso y se encuentra en
un porcentaje elevado de niños con AR. Déficit de metalotioneína (MTT), que
tiene múltiples funciones como favorecer la desintoxicación y el desarrollo
neurológico e inmunológico, entre otras. Si bien pudiera haber un
condicionamiento genético su reducción se produce por vacunas, inflamación
intestinal (enteritis), antibióticos y metales pesados. Se puede incrementar
aportando cisteína (un aminoácido), a través del L-glutatión por vía endovenosa
o transdérmica. Otros de los factores vinculados es la autoinmunidad, por haberse encontrado anticuerpos contra el sistema
nervioso central (núcleo caudado y mielina). Finalmente se habla también de la
posibilidad de mutación viral (Dr.
Edgard Yazbak), con la aparición de virus
lentos.
TRATAMIENTO
El tratamiento de estos pacientes suele
requerir de un equipo multidisciplinario por la complejidad de sus trastornos.
Daremos una serie de enfoques de
tratamiento, que en la gran mayoría de los pacientes suelen ser
complementarios. En primer lugar: 1. Desintoxicación,
que puede realizarse por diferentes medios (desintoxicación iónica, quelación
endovenosa, aporte de glutatión); 2. Psicológico,
que será diferente de acuerdo al enfoque. Frente a la concepción de que se
trata de un trastorno psiquiátrico
que genera discapacidad, se encarará con técnicas cognitivo conductuales, en
las que no se trata de entrar en el mundo del niño autista, sino que hay que
traerlo al nuestro. Si se considera que se trata de un mecanismo de defensa por inadecuado vínculo madre e hijo temprano,
se encarará con técnica psicoanalítica. Si se considera que el problema es estructural y que se debe a
que el niño se mantiene a distancia para no quedar implicado en la relación con
el Otro, se puede encarar desde la psicoterapia lacaniana o desde el método Son
Rise (Autism Center of America). En estas terapias se parte de lo que sí tiene
el niño y se lo estimula a través de la sorpresa y el juego a desarrollar la
empatía necesaria para lograr la imitación de las conductas humanas; 3. Homeopatía, que encara al niño como
totalidad por lo cual se observan mejorías tanto en el comportamiento, la
conducta, el desarrollo e incluso en la enteropatía que suele acompañar a estos
pacientes; 4. Evitar gluten y caseína,
esto se debe a que por la enteropatía suelen absorberse este tipo de proteína
de las harinas y los lácteos que tienen una acción opiácea, COMO VIMOS ANTES;
5. Aporte de vitaminas del grupo B y
C y minerales (zinc, magnesio) y por
último 6. Evitar estímulos excesivos
(TV, computadora, juguetes, etc.).
CONCLUSIÓN
Considero al TGD como resultado de
acciones ambientales y médicas que están generando trastornos de una incidencia
gravísima. Tanto por su proporcionalidad, como por la intensidad que puede
presentar este cuadro en los niños afectados.
Las vacunaciones son consideradas como un
factor principal en el desencadenamiento de esta patología.
Rescatamos a la medicina homeopática como
una terapia efectiva, sumándose al encuadre multidisciplinario, que posibilitan
un cambio actitudinal desde el mismo paciente.
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