EQUILIBRIO INESTABLE.


Dr. Paulo Rosenbaum
(Traducción al final)
O brasilero está desconfiado. Los políticos ocupan el primer puesto en el ranking de desconfianza de la población, según encuesta realizada por FGV (Fundación Getulio Vargas). Y cómo! Si tuviéramos criterio (lo cual no equivale a moralismo) veríamos lo difícil que es mantener las apariencias, principalmente cuando miramos televisión junto a nuestros hijos.
 Tomemos como ejemplo la trasmisión en directo de una sesión de la CPI (Comisión Parlamentaria de Investigación),     Antiguos archi-enemigos intercambiando abrazos, haciendo horribles  teatralizaciones entre mentiras y tergiversaciones, truculentos enfrentamientos (debería ser um parlamento, no una comisaría) y el toque de circo final: intimidaciones injustificables al Procurador General de la Nación.
Se olvidaron de que hay personas sensibles y vida inteligente de este lado de la pantalla? O no les interesa mínimamente la opinión pública? Las dos? Cómo no! Y donde estamos?
**
La salud ha sido uno de los problemas más graves del país y avanzamos de forma lenta e ineficaz. Cuál es el diagnóstico?
Sigue vigente la vieja idea distorsionada de qué es salud. Algunas veces, se ajusta a parámetros estéticos o de procedimiento. Hoy lo que vale es ser musculoso o consumir la última oferta tecnológica. El consumo irracional de procedimientos se ha vuelto un problema en sí mismo, muchas veces en detrimento de la salud de la propia persona.
El exceso de cirugías (como la bariátrica por ejemplo) y el consumo exagerado de drogas, ya sea automedicadas o no, exponen a la persona a tantos males como los que supuestamente se quieren corregir, tal como lo advirtió abiertamente hace algunos años en un extenso informe el National Institute of Health en Estado Unidos. 
El hecho es que estamos muy distantes de una medicina apropiada a la persona. En el Congreso Internacional de Medicina de la Persona, realizado en Australia en los años 50, alguien formuló una pregunta sintética pero crucial: “No hay salud si no hay una respuesta que satisfaga a la siguiente pregunta: Salud para qué?” Aún subestimada, la pregunta sigue siendo de vital importancia para entender la medicina en nuestros días.
Se podría objetar la incomodidad que produce esta pregunta a los más pragmáticos. Más allá de este punto la pregunta es oportuna porque nos remite al concepto de salud subjetiva: la sensación de bienestar.
O desenvolvimento tecno-cientifico, aplicado às ciências da saúde, conseguiu notável eficácia e controle sobre uma quantidade apreciável de doenças. Mas este mesmo controle, infelizmente, não se estendeu a uma concepção de saúde mais sutil. O máximo que se fez foi contemporizar colocando a palavra “humanismo” na frente dos postos de saúde, clínicas e hospitais. O cuidado, a apreciação subjetiva dos sintomas, a rede de apoio e solidariedade para quem está perdendo a saúde e até a cumplicidade frente ao desespero de quem enfrenta sofrimento não estão dentro do mainframe, que prioriza outros aspectos como critérios de sucesso.
Trata-se de um grande equívoco.
Como negar que as necessidades de cuidado estão para bem além de drogas eficientes e hospitais modernos? Como ignorar que numa sociedade enferma a saúde tenda a ser progressivamente mais instável?
Estamos isolados e, ao mesmo tempo nossa interdependência aumentou, pois como se sentir bem com tanta violência, injustiça social e competição? Como ser saudável numa sociedade que se esqueceu do sentido mais íntimo da cidadania e onde os políticos lato sensu – nossos representantes! -- são os ingredientes menos confiáveis dentre todas as camadas sociais?  
A resposta talvez esteja no espaço interno. A saúde e sentido correm juntos e dependem da direção que queremos imprimir às nossas vidas. Uma vida que não faz mais sentido, passa, automaticamente, a ser insalubre. O único que pode atribuir sentidos é o próprio sujeito.   
Algo que nos traga ao espaço público sem que nos igualemos. Para alcançar a paz e a justiça social podemos prescindir da luta de classes. Por isso é urgente recuperar o valor da subjetividade e as sutilezas do espírito.
Talvez uma boa metáfora para a saúde seja a instalação interativa “equilíbrio instável” de uma recente exposição de arte internacional que se realizou no Brasil. Ali centenas de pequenas peças de acrílico como mesquitas, igrejas, sinagogas e outros templos e edificações eram colocadas em cima de uma grossa mesa circular de vidro, suspensa por um cabo de aço bem no centro. O desafio era mover uma peça sem desequilibrar o tampo de vidro. O objetivo era mover as peças, sem que as oscilações do tampo chegassem a derrubar tudo. Um minúsculo movimento em cada elemento provocava grande turbulência no todo. Quem experimentou mover as peças sabe: não dá para confiar nos instintos.
O equilíbrio instável é pedagógico: a única ancora que vale é a de dentro!    
Paulo Rosenbaum é médico e escritor. É autor de “A verdade lançada ao solo” (Ed. Record)

----
Traducción
Ana Contrera

EQUILIBRIO INESTABLE.
Jornal do Brasil Autor Paulo Rosenbaum

El brasilero está desconfiado. Los políticos ocupan el primer puesto en el ranking de desconfianza de la población, según encuesta realizada por FGV (Fundación Getulio Vargas). Y cómo! Si tuviéramos criterio (lo cual no equivale a moralismo) veríamos lo difícil que es mantener las apariencias, principalmente cuando miramos televisión junto a nuestros hijos.
 Tomemos como ejemplo la trasmisión en directo de una sesión de la CPI (Comisión Parlamentaria de Investigación),     Antiguos archi-enemigos intercambiando abrazos, haciendo horribles  teatralizaciones, entre mentiras y tergiversaciones, truculentos enfrentamientos (debería ser un parlamento, no una comisaría) y el toque de circo final: intimidaciones injustificables al Procurador General de la Nación.
Se olvidaron de que hay personas sensibles y vida inteligente de este lado de la pantalla? O no les interesa mínimamente la opinión pública? Las dos? Cómo no! Y donde estamos?
**
La salud ha sido uno de los problemas más graves del país y avanzamos de forma lenta e ineficaz. Cuál es el diagnóstico?
Sigue vigente la vieja idea distorsionada de qué es salud. Algunas veces, se ajusta a parámetros estéticos o de procedimiento. Hoy lo que vale es ser musculoso o consumir la última oferta tecnológica. El consumo irracional de procedimientos se ha vuelto un problema en sí mismo, muchas veces en detrimento de la salud de la propia persona.
El exceso de cirugías (como la bariátrica por ejemplo) y el consumo exagerado de drogas, ya sea automedicadas o no, exponen a la persona a tantos males como los que supuestamente se quieren corregir, tal como lo advirtió abiertamente hace algunos años en un extenso informe el National Institute of Health en Estado Unidos. 
El hecho es que estamos muy distantes de una medicina apropiada a la persona. En el Congreso Internacional de Medicina de la Persona, realizado en Australia en los años 50, alguien formuló una pregunta sintética pero crucial: “No hay salud si no hay una respuesta que satisfaga a la siguiente pregunta: Salud para qué?” Aún subestimada, la pregunta sigue siendo de vital importancia para entender la medicina en nuestros días.
Se podría objetar la incomodidad que produce esta pregunta a los más pragmáticos. Más allá de este punto la pregunta es oportuna porque nos remite al concepto de salud subjetiva: la sensación de bienestar.
El desarrollo técnico-científico, aplicado a las ciencias de la salud, logró controlar con eficiencia una cantidad importante de enfermedades. Infelizmente este control no se extendió a un concepto de salud más sutil.  Lo máximo que se hizo fue contemporizar, colocando la palabra “humanismo” en la entrada de todas las policlínicas, sanatorios y hospitales. El cuidado, la valoración subjetiva de los síntomas, la red de apoyo y solidaridad con alguien que está perdiendo su salud, incluso la complicidad ante la desesperación del que enfrenta al sufrimiento, no están dentro del  mainframe, prioriza otros aspectos como los criterios del éxito.  
Es un gran error.
Porqué negar que la necesidad de cuidados son para bien, además además de drogas eficientes y hospitales modernos? Cómo ignorar que en una sociedad enferma la salud tiende a ser progresivamente inestable?
Estamos aislados y al mismo tiempo aumentó nuestra interdependencia, así pues,  cómo sentirse bien con tanta violencia, injusticia social y competencia?  Cómo ser saludable en una sociedad que se olvidó del sentido más íntimo de la ciudadanía y en donde los políticos lato sensu (nuestros representantes!) son el ingrediente menos confiable  en todos los extractos sociales.
Tal vez la respuesta esté en el espacio interior. La salud y el sentido corren juntos y depende de la dirección que querramos imprimir a nuestras vidas. Una vida que no tiene sentido, pasa, automáticamente, a ser insalubre. Y solamente el propio individuo puedo darle sentido.
Algo que nos traiga al espacio público sin igualarnos. Para alcanzar la paz y la justicia social podemos prescindir de la lucha de clases. Es por eso que es urgente recuperar el valor de la subjetividad y de las sutilezas del espíritu.
Tal vez una buena metáfora para la salud sea la instalación interactiva “Equilibrio Inestable” en una reciente exposición  de arte internacional que se hizo en Brasil.  Allí centenas de pequeñas piezas de acrílico, como mezquitas, iglesias, sinagogas y otros templos y edificaciones fueron colocadas sobre una gruesa mesa circular de vidrio, suspendida por un cable de acero desde el centro. El desafío era mover una pieza sin desequilibrar la mesa de vidrio. El objetivo era mover las piezas, sin que las oscilaciones de la mesa hicieran caer todo. Un mínimo movimiento en cada elemento provocaba gran turbulencia en el todo.  El que haya tratado de mover las piezas sabe: no se debe confiar en los instintos.
El equilibrio inestable es pedagógico: la única ancla que tiene validez es la interior!
Paulo Rosenbaum es médico y escritor. Es autor de “A verdade lançada ao solo” (Ed. Record)



No hay comentarios:

Publicar un comentario